domingo, 2 de octubre de 2022

JUICIO POR TRANSGRESIÓN. ( Recordando a Franca Rame )

 JUICIO POR TRANSGRESIÓN

Secuencia 1


Plano en negro. 


Voz en off


El estado contra el ciudadano Alonso Montaraz.

¡Reo póngase en pie!


Secuencia 2


Un haz de potente luz se enciende enfocando una figura sentada (35) con la cabeza recogida entre sus muslos y antebrazos.

La cámara va a enfocar de forma continuada la figura humana.  

Zoom a unas nerviosas y muy cuidadas manos.


Murmullos de fondo, carrasquidos y sonidos variados. 


Voz en off

Tono elevado desagradable

Los murmullos se incrementan.


Juez:


¡Señor Montaraz póngase en pie!


La figura recogida, apenas se inmuta. Se intuye algún movimiento vago, cansado y desorientado.



Voces en off 


Los murmullos aumentan, se escucha algún grito casi apagado por el ruido de esa marabunta humana. 


Voces en la lontananza:

 

¡Abuso, abuso! ¡Justicia!


Juez:


Tono histérico.



¡Alguaciles actúen sin miramientos con el reo!


Entran dos bultos negros uno a cada lado de la figura, que la zarandean y golpean. Asiéndola con brusquedad la incorporan.


Bultos:


Sueltan sonidos ininteligibles


¡Heghrt… gruggen ..wahhg!


Tono y ritmo de la marabunta se acrecienta. Las voces en lejanía. 


Voces en la lontananza:

 

¡Tropelía judicial! ¡Libertad a la compañera Alondra!


Juez:


Golpes histéricos con la maza, gritando excitadamente. 


¡Alguaciles pongan paz en esa sala!


Calla la marabunta. Se escuchan lejánamente golpes y gritos de dolor, ahogados por una sinfonía de sonidos guturales.


Bultos:


¡fertgh… dhoek dhiek ..trahg!


Se hace un silencio total en el ambiente roto por un suave susurro de la figura. Ahora sola frente al haz de luz con expresión de agotamiento. 


Alondra:


¡Basta por favor! 


Juez:

Musita para si.


Por fin hay paz.


Dirigiéndose a la figura.


¿Reo Alonso Montaraz reconoce usted su culpabilidad?


Alondra:


Con dulce y armónica tonalidad. 


Señoría soy una mujer, como todos ustedes pueden comprobar y mi nombre es Alondra.


Juez:


Señor Montaraz conteste lo que se le pregunte o llamo a la autoridad de nuevo.


¿Se considera culpable del cargo que se le imputa de haber provocado un incendio en el supermercado donde usted trabajaba como dependienta, y con la innoble intención de acabar con la vida de tres personas?


Alondra:


Voz tranquila que irá   in crescendo y según desarrolla su exposición gesticula de forma expresiva reforzando la esencia de la narración. Se mostrará miedosa,  exultante, agresiva, vencida.


Señoría fue en defensa propia. 


En defensa de mi dignidad como ser humano con el agravante de haberse aprovechado de la debilidad que un género, que esta sociedad aboca a la mancebía.


Me reafirmo en lo que en su momento declaré y que le reproduzco…


…fui citada por el jefe de personal hace un par de meses y en contestación a un C.V. que envié.

 

Fue muy atento conmigo, incluso me acompañó al despacho del señor presidente para presentármelo quien también se mostró cariñoso y acogedor y se mostró interesado en mi carrera artística de juventud como primera bailarina en el Tropicana.


En este momento con cierto ademán de altivez. muestra su porte y figura, el brillo enciende sus ojos. 


Al día siguiente me dieron aquel horrible uniforme y esa misma tarde entré a trabajar en el turno de noche. 


La mayoría de mis compañeros fueron cordiales en un principio conmigo.


Algunos celillos nada extraños en el mundo femenino y alguna broma con poca inteligencia propia de la inmadurez masculina.


El señor presidente visitaba el centro a diario y siempre era muy simpático y educado.


Una tarde me pidió que le acompañara a la oficinilla. 


Allí me dijo que se iba a hacer inventario en esa noche, que confiaba en mi valía y que era su deseo mi entrada en su círculo de confianza dentro del staff.


Aquello me sonó a música celestial. 


Por fin se reconocían mis cualidades sin importar mi cuerpo.

 

Corrí a casa a ducharme y ponerme ropa cómoda. 


Tenía que demostrar mi valor y sobre todo mis ganas de contribuir a la sociedad.


Tomé el metro y llegué a medianoche al supermercado. Estaba entreabierto el cierre. 

Entré dirigiéndome a la zona iluminada, al fondo entrevi la figura del presidente que gesticulaba para que me acercara a su escritorio. 


A menos de un metro para alcanzar su mesa, dos figuras salieron de las sombras y en cuestión de segundos me vi atrapada entre manos que violentaban mi cuerpo , jadeos, alientos y babas.


Cuando se aliviaron, el presidente me susurró al oído…

"...cielo tómate unos días libres para reponerte y estar guapa, esto nos ha unido más, ya estás casi en el staff. Y ya sabes cuando quieras repetimos." 


Reconocí las voces del jefe de personal y del chófer, el perrito faldero del presidente, riendo en la sombra. 


Cambio a tono felino.


No iba a dejar pasar ni un día,  que se van a creer ustedes. 


Me habían humillado pero sobre todo habían violado mi inocencia.


Así que a la mañana siguiente,  después de desayunar,  llamé a las oficinas y pedí hablar con el presidente. Le dije literal…


Voz melosa 


"cariño, muchas gracias por la fiesta de anoche, inolvidable la experiencia, ardo en deseos por repetirla con vosotros tres, pero cielo tenéis que poner un poco más de empuje y de imaginación…"


Sentí su pavoneo baboso de machote y con chulería me dice…


Tratando de poner voz de machote.


"Alondra que feliz me haces y seguro que a los dos gañanes les va a gustar complacerte. 

¡Como sabía que tú necesitabas caña!

Mira amor si te apetece lo organizamos para esta noche, así le digo a mi mujer que seguimos con el inventario."


Cambio de tono y se contesta a sí misma. 


Por Dios que caliente que eres cariñito. 

¿Qué quieres que me ponga? ¿Algún sueño especial?


Y el bobo va y dice nervioso…


"...de enfermera por favor. Compra lo que necesites, no escatimes,  yo te hago un Bizum, sobre todo que sea realista. ¿Harías esto por mí? Te debo una corazón, esto no lo olvidaré jamás… "




En la noche, me presenté a la hora convenida. 


Endurece la voz.


Vestida con rabia de pantera y ansia de justicia por la inocencia.


Oía sus risotadas cuando me asomé por la puerta y di una patada al bidón de gasolina que trasladé, mientras les gritaba …

" Amorsitos os traigo todo mi ardor caribeño…"


Salí, cerré la cancela tras de mí…


Llovía mucho, al salir levanté los brazos para gritar a los cielos …



¡FUE JUSTICIA SOCIAL!

SIMPLE JUSTICIA 


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