Que el estatus que tiene, se lo debe en gran parte a otras razas del planeta, y que estas mantienen sus economías e incluso dan sus vidas para defenderlas. Este primer mundo tiene que darles el valor que realmente tienen si se quiere establecer un nuevo rumbo en el orden mundial.
De igual manera reconocer que las sociedades han sido soportadas, en todos los sentidos, por lo femenino de ellas a lo largo de los siglos. Y qué lejos de admitir esta premisa se sigue acallando su voz y apartándolo. Y el nuevo orden debe ser más femenino.
Reconocer también como se ha maltratado a la Tierra sin piedad, no puede haber un nuevo orden abrasivo y desconsiderado con la naturaleza.