jueves, 15 de septiembre de 2022

TERAPIA DE CHOQUE Thriller cuasi gore.

Noche oscura y fría en este barrio pequeño burgués de una pequeña ciudad.
Son cerca de las 10
Una elegante mujer vestida con chaqueta gris rayada, pantalón negro, capa y amplia pamela a juego, zapatos con punta y tacón. 
Cimbreante, sus pasos percuten en la silenciosa acera, se dirige a una de las grandes puertas de la calle, el número 61 y timbra.

Abre una mujer vestida de negro con rostro cansado y expresión compugida y que con dificultad deja salir de sus labios un:

Buenas noches. ¿Qué desea?

La elegante dama:

Buenas noches. Busco a D. Antonio Moral. ¿Es usted del servicio?

Mujer (gimiendo de forma inconsolable que hace casi ininteligible su respuesta)

¡Ay señorita que dolor! Esta era la casa de mi Antonio puesto que ayer decidió acabar con su vida. ¡Ay dios mio! ¿Por qué lo hiciste Antoñito? ¡Me has dejado sola, bandido!
Ahí está de cuerpo presente, pobreciño mi Toño, bastante deteriorado por el golpe, ya que se lanzó de la azotea el muy canalla.

La visitante de forma casi mecánica, abraza a la mujer a la vez que musita con poca convicción:

Fuerza señora, mucha fuerza. Le acompaño en el sentimiento

La viuda:

Sabe usted, el muy canalla podía haber avisado y me hubiera pillado preparada. 
¿Quién lo iba a decir?
Pero así era mi Antonio, siempre tomaba las decisiones de golpe. ¡Y qué golpe ! Desde la azotea.

La visita:

Insisto en darle mis más entrañables condolencias Sra. Moral. ¿Cúal es su nombre ? Así podemos sentirnos más cercanas. 

La viuda:

Alondra señorita pero me puede llamar Londri. ¿Y el suyo?¿Usted señorita era compañera de mi difunto en PlusEsMás, la gestoría que dirigía?

La visita:

Encantada Londri. Yo soy Graziella Zorzal . Afortunadamente no trabajé con Antonio, realmente soy la psicópata de su marido. ¡Uy perdone! ¡En qué estaría pensando! Quise decir que soy la psicoterapeuta de su marido. Bueno expsicoterapeuta de su exmarido, pues nos ha abandonado.

La viuda

¡Ay doctora! Perdone Graziella, ¡qué ilusión! Que bien me hablaba mi Toño de usted y de sus terapias. La tenía a usted en un pedestal, la idolatraba.
Cuando volvía los jueves de su consulta, mi Antonio era otro.
Entraba en casa con una calma y siempre con una sonrisa dibujando su cara. Parecía un ángel. 
Incluso llegaba a ser cariñoso conmigo, me abrazaba y se restregaba en mi trasero. 
Fíjese doctora que en algún momento llegué a tener celos de usted.
¡Con lo frío y seco que era antes de ir a sus terapias!  

La visita:

En realidad el Sr, Moral era un gran paciente. Algo tristón, eso sí. Apenas hablaba, había que sacarle las palabras, pero solía ser dócil y si procedía le dabas un grito o le hacías un ademán de darle… y obedecía
Ya iban a cumplirse cinco años cuando apareció en mi gabinete, todas las semanas religiosamente, 250 pavos cada siete días. ¡Todas las semanas! ¡Qué pérdida! 
¡Qué necesidad de afecto tenía tu marido Londri!
Esa carencia la conseguimos canalizar desde aquí, desde el gabinete.
Nos costó, no te creas, pues al principio era muy brusco, le lanzaba como un poseso hacia un cuerpo. Era como un animalillo que hubiera estado enjaulado. Pobrecillo.
Bueno Londri, ahora que no está puedo hablar sin cortapisas contigo. Se quejaba de tu frialdad, decía que nunca tenías ganas y que le rehuías y te habías convertido casi en una monja. 
Todo esto era motivo de un gran estrés en Antonio, pero como te dije lo canalizamos desde el gabinete.
El finado tenía un gran potencial, era fogoso, muy cariñoso, se cuidaba -bueno hasta ayer-, era dócil y siempre trataba de complacer. Tenias amiga mía una auténtica joyita.
Estaba convencida que en breve, podría ponerle un bozal, un collar y una cadena y pasearle como mi mascota. Pero mira el bribón me ha dejado compuesta y sin novio.
¡Pero ojo! Que el Sr. Moral había alcanzado grandes progresos, disfrutaba de unas suaves medias con ligueros y ya se movía con garbo con sus zapatos de rojo charol y afilados tacones.
¡Y como le gustaba lamer! Con qué vicio y perversión lo hacía. 
Fíjate que en algún momento vinieron al gabinete dos chicos africanos, completamente negros musculados, de vergas venosas y potentes …¡Como se afanaba el pobrecillo en darles placer y obtener sus mieles!

La viuda (presignándose)

¡Por el amor de Dios, qué me está contando Graziella! Creo que está equivocada con otro hombre.
D. Antonio Moral fundador del grupo de los Quecos en nuestra amada parroquia, para los que cualquier contacto carnal sólo podía tener el fin procreador.
Fíjese doctora que crueldad que cuando me llegaron los sofocos naturales de la menopausia, mi Antonio decidió separar nuestro yacer y prohibió que tuviéramos relación alguna. Y ahora usted me lo está presentando cuál auténtico perverso cuasi mefisto fálico.

La visita:

Alondra, perdona que te corrija pero se dice mefistofélico.
¿Y desde cuándo dices que empezó tu cambio menopáusico ?

La viuda

Pues verá, el mes que viene harán cinco años. Lo sé con seguridad pues estábamos en Cullera y salíamos de la misa de la Paloma cuando le comenté que llevaba tres faltas, que me sentía rara y que me subían unos ardores que nunca había tenido.
Pensé “blanco y en botella…la menopausia”

La visita:

Todo parece cuadrar amiga mía, en julio de aquel año el señor Moral coincidió en el gabinete con Dario y Tobias, los chicos africanos de los que te hablé. Deberías haberlos visto, altos, grandes cuan armarios, fibrosos y atléticos como boxeadores … y a tu Antonio le cambió el chip, descubrió el paraíso y quizás para hacerte daño se inventó lo de la menopausia.

La viuda:

¡Ay, ay, ay ! Me deja anonadada, confusa, peripatética ¡Ay que dolor! Si esto llegara al bingo de la parroquia, o al grupo de scouts, a sus compañeros catequistas…. En esta noble, sobria, tranquila pero sobre todo casta y modélica ciudad castellana de férreas tradiciones de gente cabal y con una escrupulosa moralidad donde la haya.
¡Ay doctora por favor, sea discreta!

La visita:

Creo Londri, que llegado a este punto en el que hemos conseguido una gran intimidad, deberías dejar de llamarme doctora, llámame Zor …Ma ‘am Zor Por otra parte el motivo de mi visita al difunto señor Moral era mucho más mundano.
El caso es que el señor Moral tenía convenida una sesión para esta mañana. Y tal como firmó en el contrato y consentimiento con mi prestigioso gabinete cualquier ausencia deberá ser notificada con al menos 24 horas de antelación y en caso contrario se pagará una penalización estipulada en el doble del precio de una sesión, como él tenía contratada una “ Drag Queen Special Hard Session “ cuyo coste son 290 euritos más la penalización que son otros 290, el señor D. Antonio Moral De la Ribera, y ahora sus herederos, tienen una deuda con mi gabinete por la friolera de 580 pavos. Este es el motivo de mi visita.

La viuda; (CAMBIO DRÁSTICO DE SEMBLANTE Y TONO)

Mira madame …¿como dijo? ¿Zorrilla? Escuche atentamente y sin abrir esa boquita de piñón.
Por el dinero no tiene usted que preocuparse, lo único que debería preocuparla son esas dos personas…¿Dario y Tobias dijo? . 

La visita: (BALBUCEANTE)

Sí ¿Por qué?

La viuda: (GRITANDO)

La dije que no abriera esa sucia boca.

(CAMBIA SU TONO A MÁS DULCE)

En realidad sus nombres son Ahmed y Moustafá, uno de Mali y otro de Aswan en el sur de Egipto, verá uno tiene tonalidad más café y el otro más azulada.
Ellos son pareja, los conocí una tarde en una exposición sobre Mesopotamia en el Museo Municipal de la Ciudad, quedé embelesada de sus conocimientos arqueológicos y de la forma que narraban bellas historias de la Madre África.
Me invitaron a su apartamento a tomar un refrescante carcadé y algo de baba ganoush también tomamos algún vino y para serle sincera no necesité de mucho para acabar fluyendo con ellos entre sudor, gemidos y placer, increíble poder participar en su pasión y sintonía.
Y todo esto viene a cuento a lo que le quiero pedir. 
Ellos están entre dos sociedades que no reconocen aún su sensibilidad una, donde viven, islamofóbica y en donde la raza negra se sigue viendo con recelo y otra, la de cuna, donde son considerados apestados y carne de horca.
Mi único deseo es que esto siga pasando desapercibido hasta que estas hipócritas sociedades dejen de juzgar a los individuos por sus formas de entender la vida.
No pido mucho ¿Verdad Zor?

La visita:

Totalmente de acuerdo querida Londri. Por otra parte, sabes que te asiste el secreto profesional.
Lo que me resulta asombroso es que estos jóvenes hubieran coincidido contigo previamente a tu marido.
¿No te parece realmente casual?
 

La viuda: (GUIÑANDO UN OJO)

¡ Milagrosa casualidad !





 





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