Hace 8 meses el Ayuntamiento decidió que la labor que realizaban las voluntarias en la Plaza de Tirso de Molina no se podía seguir realizando por incumplir las normas sanitarias.
Antecedentes;
Desde el año 2.011, entre las voluntarias y lxs amigxs que nos visitaban todas las tardes de lunes a viernes y de siete y media a nueve, se creó una familia.
La bolsa con un plato caliente, bocata y postre era lo de menos, nos conocíamos, sabíamos quien era un jubilao muy pelao, madre soltera o sin papeles, a quien le gustaba la priva o el pegamento y quien necesitaba unos zapatos.
La pandemia cambió los lugares en donde la familia de amigxs buscaba a las voluntarias, estas habían aumentado en cantidad y en juventud.
Empezó el peregrinaje desde Tirso al Teatro del Barrio después calle Argumosa para acabar en el local de los camaradas en calle del Olmo.
Siempre de prestao y gracias a la SOLIDARIDAD de alguna vecina.
Cambiaron los lugares y crecieron las voluntarias, pero ellxs eran lxs mismxs más las que se sumaron al sentir trato humano con el plato de comida.
Todas sabíamos que no se cumplía la normativa sanitaria y todas sabemos que en 10 años nunca hubo algún problema de salud en la familia. Cuando una voluntaria cocinaba lo hacía para la familia y era lo mismo que comía ella.
En una reunión con Marta Higueras del anterior Consistorio, estando personal de SAMUR SOCIAL presentes, se nos recordó el problema sanitario pero prevaleció dar valor a la relación que existía con nuestrxs amigxs. El Consistorio sabía que nunca hubo ninguna intoxicación o problema de salud y reconocía la importante labor que se hacía.
Desde entonces nosotras lo único que hemos venido pidiendo era un local con cocina donde se cumpliese la normativa sanitaria para poder atender a nuestra familia, esa que algunos llaman "los invisibles" y que no suelen votar.
Realmente sería un chollo para cualquier gobierno, atención a ciudadanxs con algún tipo de necesidad, sin coste de mano de obra ni de materia prima, con cocineras profesionales y voluntarias internacionales de Albacete, Albany, Río, Cuenca, Jalisco, Nápoles, Montevideo, Murcia o Shanghái. (ahora se podrían montar sucursales de Plaza Solidaria en más de 20 ciudades dispersas del globo por todas las compañeras que nos conocieron a lo largo de nuestra historia).
Nunca se consiguió el ansiado local.
En algún momento soñámos con el Palacio de Sueca donde hubo compañeras en las reuniones para la supuesta cesión de ese enorme espacio a la ciudadanía. ¿Qué pasó?
Se peleó junto con compañeras de otros colectivos dedicados a integración, educación, teatro, arte y medios, por 3 espacios en el barrio de Lavapiés y que conformaron La Polifacética espacio vecinas. Aquí Plaza Solidaria consiguió espacio para almacén. Y esperando que la sensibilidad de los dirigentes municipales nos permita mantenerlo.
En la última etapa de este colectivo, WCK del multi famoso chef José Andrés se comprometió a apoyar nuestra labor, asistiendo a nuestra familia.
Después de numerosos y complicados intentos por parte de esta organización, se está atendiendo y gracias a ellos, parcialmente a nuestrxs amigxs. Parcial principalmente porque falta el contacto que las compañeras tenían con ellxs.
Ahora para poder seguir con su labor social la Asociación Plaza Solidaria con su sensibilidad acumulada, tiene que reinventarse y buscar en las necesidades de nuestrxs amigxs la forma de seguir con ellxs.
Aún me sigo preguntando
¿Es posible que una ciudad como Madrid no acoja y favorezca este tipo de iniciativas?
Roberto Ruiz y Huerga
Ex coordinadora APS